Las calles del Centro Histórico de Cartagena de Indias encierran un misterio cautivador para aquellos que las recorren. Nombres "extraños y simpáticos" despiertan la curiosidad tanto de locales como de forasteros. A continuación, se relata la fascinante historia de sus calles principales.
En otro tiempo, esta vía era un paso obligado hacia el cementerio de San Diego. Durante la epidemia del Tablón, que diezmó a gran parte de la población, numerosos cortejos fúnebres transitaban por esta calle.
Se cuenta que quienes llevaban los ataúdes tropezaban y caían. Los lugareños atribuían estos incidentes a un duende travieso que se divertía haciéndolos caer, y desde entonces, la calle quedó asociada como el lugar donde "tumban los muertos".
3) Calle de la Amargura
Situada detrás de la Plaza de la Aduana, previa a las plazas de Bolívar y de San Pedro Claver. En 1626, esta calle formaba parte de la ruta que debían recorrer los herejes que serían juzgados por el Santo Oficio. En una de estas procesiones, el 17 de junio, participaron Amaro Gómez y Pedro Sánchez.
La calle marcaba el último tramo antes de llegar a su lugar de tormento. Fue entonces cuando Pedro Sánchez expresó que, con el tiempo, la calle debería llamarse "Calle de la Amargura", adoptando más tarde el nombre de Nuestra Señora de la Amargura.
4) Calle Nuestra Señora del Carmen
En algún momento, esta calle fue conocida como "La del coche endemoniado". Se dice que durante la época colonial, todas las noches los vecinos presenciaban la salida de un carro parecido a un coche, tirado por dos caballos envueltos en llamas y conducido por una figura con chispas de fuego en los ojos. El vehículo se perdía al entrar en una casa de la Calle La Factoría.
5) Calle de Las Damas
Originalmente denominada Calle de Nuestra Señora delos Ángeles y ubicada justo después de la Calle de la Amargura. A principios de 1600, cuando las murallas estuvieron terminadas, el gobernador Anastasio Zejudo informó al Rey Carlos VI, quien decidió visitar Cartagena para verificar la valía de la obra. El Rey y sus acompañantes llegaron sin previo aviso y disfrazados de mujeres, hospedándose en la Calle de Nuestra Señora de los Ángeles. Al partir días después, dejaron a los habitantes intrigados, incapaces de descubrir la identidad de las damas.
6) Calle de Santo Domingo
La leyenda narra que poco después de la fundación del convento, el diablo se presentaba a los feligreses que acudían al templo, obstaculizándoles el camino. La gente aprendió a ignorarlo tan bien que, en un arrebato de furia, el diablo llenó esta calle con enormes piedras para bloquear el paso. El superior del templo, al escuchar el ruido de los feligreses incapaces de llegar a la iglesia, salió y, al ver el montón de piedras, invocó el nombre de Dios y las desplazó. Un olor a azufre llenó el lugar, se escucharon risas y aleteos, y las piedras cayeron al suelo.
7) Calle de Gastelbondo
Continuando por la Calle de Nuestra Señora del Carmen y mirando hacia la izquierda, se encuentra esta calle. La leyenda cuenta la historia de un Mohán que saltaba dentro del pozo de una de las casas de la calle todas las noches. Dado que perturbaba el sueño de los habitantes de las calles circundantes, una dama religiosa llamada Doña Dolores Pasco de Vela prometió a la Virgen del Carmen fundar un colegio en su nombre si erradicaba al espectro. En poco tiempo, el Mohán dejó de aparecer.
8) Calle Estanco del Aguardiente
Durante la colonia, el alcohol y el tabaco eran privilegio de los españoles. En esta calle se encontraba el único estanco de aguardiente autorizado, y es esta construcción la que da nombre a la calle.
Años posteriores, albergó el Colegio de la Presentación, inmortalizado en la obra de Gabriel García Márquez como el colegio donde estudió Fermina Daza, la protagonista de "El Amor en los Tiempos del Cólera". En su patio, se hallan túneles que un virrey utilizaba en la colonia para llegar a una bóveda del Castillo de San Felipe de Barajas.
9) Calle de Ricaurte
Al llegar a la esquina, gire la cabeza hacia la izquierda y observe si distingue una figura de color verde, pues la leyenda cuenta que duendes habitaban en una de las casas de esta calle. La noche en que el General Tomás Cipriano de Mosquera celebraba su victoria en la Batalla de Cuaspud, muchos vecinos de la Calle Ricaurte no pudieron dormir debido al choque de espadas y al sonido de copas de vidrio rompiéndose en una de las casas.
Al día siguiente, al preguntar a los dueños por el motivo de la celebración, respondieron que se habían retirado temprano, aunque la señora de la casa había soñado con una gran fiesta organizada por el general Mosquera, que resonaba en todas las calles de la ciudad.
Texto tomado desde la página 'Donde' by El Universal y reescrito por la inteligencia artificial ChatGPT.'